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Té frío o con hielos

¿PREPARAMOS UN TÉ FRÍO?

El té frío es una bebida absolutamente deliciosa. Más saludable que otras -tengan éstas gas o no- y más refrescante incluso que el agua. Un té helado, preparado con hojas de té e ingredientes frescos no es aquella bebida
almibarada, embotellada o en lata que, quizá, está evocando. Es una bebida fresca, sana, seductora y, dato nada despreciable, baja en calorías. Y un apunte más: en nuestro medio es una bebida aún desconocida. ¡Podemos sorprender! (Y sorprendernos).

Hay técnicas o corrientes de cómo preparar un té frío: infusionar las hojas del té en agua caliente o en agua fría o a temperatura ambiente. ¿Qué técnica es más ortodoxa y más respetuosa con la propia naturaleza del té y sus propiedades? ¿Cuál más eficaz? O limitando la pregunta a una esfera más hedonista: ¿cómo queda más rico un té frío, preparándolo en agua fría o infusionándolo en agua caliente como se suele hacer?

Afortunadamente es un campo abierto. Sólo una precisión: elegido un método, respetar unas pautas del savoir faire.

En general, cualquier té podría prepararse frío: té negro, té verde, té rojo o té blanco; también hierbas con o sin frutas y, naturalmente, Rooibos para bebidas sin teínas. Cualquiera es apto, aunque los tés aromáticos (un Earl Grey, un té verde Jazmín) son más idóneos y atractivos, particularmente aquéllos con frutos rojos o notas cítricas y especiadas como podría ser el té chaï o el té negro pakistaní.

TÉ FRÍO CON AGUA FRÍA

Por poco difundida, por ignorada, olvidamos o desconocemos la técnica de infusionar las hojas de té en agua fría o agua a temperatura ambiente. Se nos escapa que el resultado, en cuanto a gusto, es el mismo que preparar un té en agua caliente. Sí necesitamos más tiempo para su preparación. Pero es el encanto de la paciencia de la espera siempre vinculada al té. Expertos creen que esta técnica garantiza mayor calidad y pureza. Los taninos que contiene el té sometidos al agua fría son más contenidos, con lo cual el té frío final muy seguramente será más suave y menos astringente.

¿Cómo hacer? Se infusionan 20/30 gramos de té (esto es: aprox. 2 o 3 cucharadas grandes o de sopa en un litro de agua fría o a temperatura ambiente. El tiempo de infusión es un punto vital: 3 horas para un té negro o un té rojo y hora y media -¡90 minutos y no más!- para un té verde. Dejar infusionarse las hojas en quietud. Transcurrido este tiempo indicado retirarlas y llevar el té a la nevera.

En la fase siguiente, la de cómo servirlo/cómo tomarlo, se abre otro campo de atractivas posibilidades, pero, también, donde el gusto y la creatividad de cada uno tienen espacio y tribuna.

Una idea: colocar en un vaso amplio y alto cubitos de hielo o, más bonito aún, hielo pilé. (A propósito una astucia para los más entusiastas: en vez de utilizar agua hacer el hielo con el mismo té que se preparará). Y añadir rodajas de lima, de naranja o de limón, o corteza de limón, o bayas rojas de grosellas o arándanos, si es temporada; u hojitas de menta o hierbabuena, o un bastoncito de canela. El catálogo está abierto…

TÉ FRAPPÉ / AGUA CALIENTE

Se infusiona el té en agua caliente según las pautas que habitualmente seguimos. Sin embargo, hemos de añadir un 50% más de té para compensar el agua que generará el hielo. Antes de llevar este té frappé a un vaso, endulzar la infusión con azúcar o miel. Llegados a este punto ya podemos verter el té en un vaso amplio lleno de cubitos de hielo. ¡Y no hay más, simplemente disfrutarlo!

TÉ CON BURBUJAS

Para los incodicionales de las burbujas, aquellos que buscan un puntito de gas en una bebida, hay una opción: infusionar el té en gaseosa o agua con gas -según gusto en cuanto a menos o más azúcar y naturaleza del gas- en una jarra o en un bote con tapa o recubierto por film para conservar las burbujas y dejar en la nevera hasta que nos parezca que está suficientemente frío.

A nosotros en TEA MUNDI dependiendo del momento las tres distintas técnicas de preparar un Té Frío nos encantan.

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