Ligereza y energía, son las dos cualidades más reseñables de esta receta que nos ocupa hoy. Por un lado, recurrimos al té blanco como ingrediente principal, una infusión que destaca por su suavidad en el paladar y por potentes propiedades para la salud. De hecho, es un gran antioxidante natural, capaz de combatir los radicales libres que causan el envejecimiento y diversas enfermedades. Es más, se le considera más eficaz que el té verde, al contener tres veces más polifenoles, los cuales, entre otros aspectos, contribuyen a aumentar las defensas y neutralizar la actividad de los radicales libres.
El helado, por otra parte, tiene un aspecto, un aroma, un sabor y una textura que lo hacen muy atractivo para los sentidos. Además, tiene un efecto psicológico muy positivo, ya que evoca recuerdos felices de la infancia, de momentos especiales o de vacaciones. Dicho de otra manera, es un símbolo de placer, de recompensa y de indulgencia. Pero ¿y si lográramos reducir su carga energética y convertirlo en un postre poco calórico y delicioso?
Así surge la receta del helado de té blanco, el aliado perfecto para esos momentos que requieren un enfoque fresco, natural, ligero y de lo más placentero…
▶ Ingredientes.
2 cucharadas de té blanco a granel, 1/2 litro de leche, 1/2 litro de nata espesa, 125 gramos de azúcar (o azúcar invertido, si lo prefieres), 6 yemas de huevo.
▶ Preparación:
➡ Calienta la leche con el té blanco en un cazo, hasta que llegue a una temperatura de unos 80 grados, sin que llegue a hervir. Deja que el té se infusione en la leche durante unos 10 minutos, removiendo de vez en cuando.
➡ Retira el cazo del fuego y cuela la leche para eliminar las bolsitas o las hojas de té. Reserva la leche infusionada en un bol.
➡ En otro cazo, bate las yemas con el azúcar hasta que queden cremosas y claras. Pon el cazo al baño maría y sigue batiendo hasta que la mezcla espese un poco, sin que se cuaje.
➡ Añade la leche infusionada poco a poco a la mezcla de yemas y azúcar, sin dejar de batir, hasta que quede todo bien integrado. Deja que se enfríe a temperatura ambiente.
➡ Incorpora la nata espesa a la crema anterior y mezcla bien con una espátula o una varilla. Pasa la mezcla a un recipiente metálico o de plástico y llévala al congelador durante unas 3 horas, o hasta que empiece a cristalizar por los bordes.
➡ Saca el recipiente del congelador y bate la mezcla con una batidora eléctrica o una thermomix, para romper los cristales de hielo y darle más cremosidad al helado. ➡ Vuelve a meter el recipiente en el congelador y repite este proceso cada media hora, hasta que el helado tenga la consistencia deseada.
➡ Sirve el helado en copas o cucuruchos, decorado con frutos secos, fruta fresca o sirope al gusto.
Como ves, una receta tan sencilla como apetecible y es que se trata de un postre especialmente refrescante y saludable, con un sabor suave y delicado que te va a encantar.
Descubre nuestra mejor selección de tés blancos e inventa tu propio sabor.
Somos Tea Mundi, apasionados del té en todas sus variedades y especies desde hace más de 30 años. Nuestro viaje nació de la curiosidad pero terminó por enamorarse de este universo, tan rico como inexplorado. Así, toda nuestra oferta responde a un exigente, continuo e interminable proceso de aprendizaje con el objetivo de acercar, expandir y profundizar el consumo consciente de un producto natural, saludable y de calidad.
Y crear un mundo de té para todos.
Nota: la imagen no pretende reflejar el aspecto final de la receta.
Fuente: Directoalpaladar, cocinandoconcatman, wikihow, innatia.